Alberto Arce, Mohammad Rujailah. 2009. Palestina, Spain. vo Arabic, English. s Spanish. 112’
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“El 19 de diciembre de 2008, el movimiento Free Gaza zarpó desde Chipre en dirección a Palestina. Nuestro objetivo era romper el bloqueo israelí sobre la franja de Gaza. Fuimos los últimos extranjeros que lograron entrar y quedarse en Gaza. Nos vimos envueltos en algo que nadie se esperaba.” La Franja de Gaza vive en estado de asedio desde junio de 2007, cuando Israel la declaró una “entidad enemiga”. Un grupo de activistas internacionales impulsó un movimiento, “ Free Gaza ” , que tiene como objetivo romper ese asedio. Gracias a sus esfuerzos, y a pesar de la prohibición impuesta por Israel a todos los corresponsales y trabajadores de ayuda humanitaria extranjeros de cubrir y ser testigos directos de la “Operación Plomo Fundido”, un grupo de voluntarios internacionales, miembros auto-organizados del International Solidarity Movement, estuvieron presentes en Gaza el 27 de diciembre, en el momento justo en que comenzaron los bombardeos. Junto a dos corresponsales internacionales de Al Jazeera International, Ayman Mohyeldin y Sherine Tadros, ellos fueron los únicos extranjeros que consiguieron escribir, filmar e informar para varios medios de comunicación sobre lo que estaba sucediendo dentro de la asediada franja palestina. ¿Eran periodistas? ¿Eran activistas? ¡A quién le importa! Ellos se convirtieron en testigos. Ser periodista o ser cualquier cosa depende de cómo tú lo sientas. Es una responsabilidad ética que te lleva a compartir con un público más amplio lo que está pasando a tu alrededor. Será el resultado de tu trabajo lo que te conducirá (o no) a una carrera como periodista, no las presuposiciones o las etiquetas. Haz que se enteren. Haz que los que tú quieres que escuchen, escuchen y sean conscientes de lo que tú estás siendo consciente. Esto es ser periodista. Para ser testigo, con una cámara o un lápiz, no es necesario tener un sueldo o una tarjeta que ponga “PRESS”. Olvidad la neutralidad, olvidad la objetividad. No somos palestinos. No somos israelitas. No somos imparciales. Sólo tratamos de ser honestos y contar lo que hemos visto y lo que sabemos. Soy periodista. Si alguien me escucha, soy periodista. En el caso de Gaza, ningún “periodista oficial” tenía autorización ese 27 de diciembre para entrar (excepto los que ya estaban dentro), por lo que nos convertimos en los únicos testigos, con todas las responsabilidades que eso conlleva. Yo siempre he entendido el periodismo como “una mano encendiendo la luz en una habitación oscura”. El periodista es una persona curiosa, un interrogador desagradable, una cámara y un lápiz rebelde que hacen sentir incómodos a los que están en el poder. Ésta es la esencia de mi trabajo en Gaza, cumplir un deber en el conflicto más narrado de la Tierra, donde, sin embargo, nunca será contada la historia del asedio y del castigo colectivo que Israel está imponiendo a toda la población en respuesta a los cohetes lanzados por Hamas. Por ello, debía ser vivido tal como fue. Entré sigilosamente en Gaza, a pesar de los intentos de Israel por impedirlo. Los que están en el poder en Gaza nos “pidieron cortésmente” que nos fuésemos. Mi idea del periodismo es eso. Cada gobierno del mundo debería sentirse nervioso cuando alguien va por ahí, con una cámara o un lápiz, dispuesto a publicar lo que consiga entender. Y todo ello por el bien de la información, uno de los más grandes pilares de la democracia. Esto es una película de “periodismo empotrado”. Decidimos “empotrarnos” dentro de las ambulancias, abriendo un diálogo imaginario con aquellos periodistas que se empotran dentro de las ejércitos. Todo el mundo es libre de elegir desde qué lado quiere informar. Pero, en muchas ocasiones, las decisiones no son imparciales. Decidimos que los civiles que trabajan en el rescate de los heridos nos dan una perspectiva mucho más honesta de la situación que para quienes su trabajo es disparar, herir y matar. Preferimos médicos en vez de soldados. Preferimos la valentía de aquellos rescatadores desarmados a aquellos que se alistan y que tienen experiencias tal vez interesantes, pero moralmente rechazables. Es una cuestión de enfoque. A mí no me interesan los miedos, traumas y contradicciones de aquellos que pueden elegir quedarse en casa y decir no a la guerra.
“On december 19th 2008, the Free Gaza movement sailed from Cyprus to Palestine. Our objective was to break the Israeli siege over the Gaza Strip. We were the last and only foreigners to enter and stay in the territory. We got involved in something that nobody expected”. Gaza Strip has been under siege since June 2007, when Israel declared it an "enemy entity". A group of international activists organized a siege-breaking movement, the Free Gaza movement. Thanks to their efforts, and despite the Israeli ban on foreign correspondents and humanitarian aid workers to cover and witness operation "Cast Lead" on the ground, a group of international volunteers: self organised members of the International Solidarity Movement were present in Gaza when the bombing started on December, 27th 2009. Together with two international correspondents from Al Jazeera International (Ayman Mohyeldin and Sherine Tadros), they were the only foreigners who managed to write, film and report for several radio stations what was happening inside the besieged Palestinian strip. Were they journalists? Were they activists? Who cares!. They became witnesses. Being a journalist or being whatsoever depends on how you feel. It is an ethical responsibility that you manage to share with a wider audience what you and those who are around you are going through. It will be the result of your work that will lead you to a professional career as a journalist or not, rather than pre-assumptions and labels. Make them know. Make those who you want to: listen and be aware of what you are aware of. That is a journalist. Having a card, with "press" written on it, or getting a regular salary is not necessary to be a witness with a camera or a pen. Forget about neutrality. Forget about objectivity. We are not Palestinians. We are not Israelis. We are not impartial. We only try to be honest and report what we see and what we know. I am a journalist. If somebody listens, I am a journalist. In Gaza´s case, no "official journalists" were authorized to enter Gaza (apart from those who were already inside) so we became witnesses. With a whole set of responsibilities as regarding to it. I have always understood journalism as "a hand turning the lights on inside the dark room". A journalist is a curious person, an unpleasant interrogator, a rebel camera and a pen making those in power feel uncomfortable. And that is the concept of my work in Gaza: To fulfil a duty in the most narrated conflict on earth, where the story of the siege and the collective punishment that is being imposed by Israel on the whole population of the territory in retaliation for rockets sent by Hamas will never be told with enough accuracy. For this it has to be lived. I sneaked inside Gaza despite Israeli attempts not to allow us to enter and I was "politely" asked to leave by those in power in Gaza. That is my idea of journalism. Every government on earth should feel nervous about somebody going around with a camera or a pen ready to publish what he or she manages to understand. For the sake of information, one of the biggest pillars of democracy. This is an embedded film. We decided to be "embedded within the ambulances" opening an imaginary dialogue with those journalists who embed themselves within armies. Everyone is free to choose the side where they want to report from. But decisions are often not unbiased. We decided that civilians working for the rescue of the injured would give us a far more honest perspective of the situation than those whose job is to shoot, to injure and to kill. We prefer medics rather than soldiers. We prefer the bravery of those unarmed rescuers than those with -also interesting, but morally rejectable experiences who enlist to kill. It is a matter of focus. I am not interested in the fears, traumas and contradictions of those who have a choice: the choice of staying home and saying no to war.
“El 19 de desembre de 2008, el moviment Free Gaza va salpar des de Xipre en direcció a Palestina. El nostre objectiu era trencar el bloqueig israelià sobre la franja de Gaza. Vam ser els últims estrangers que van aconseguir entrar i quedar-se a Gaza. Ens vam veure enredats en una situació que ningú no s'esperava.”